Thomas Barwick/Stone via Getty Images
Las personas en la etapa más avanzada de la vida que realizan regularmente actividades aeróbicas y ejercicios de entrenamiento de fuerza obtienen mejores resultados en las pruebas cognitivas que las sedentarias o las que sólo participan en ejercicios aeróbicos. Este es el hallazgo clave de nuestro nuevo estudio, publicado en la revista GeroScience.
Evaluamos a 184 personas cognitivamente sanas de edades comprendidas entre 85 y 99. Cada participante informó de sus hábitos de ejercicio y se sometió a una batería completa de pruebas neuropsicológicas diseñadas para evaluar diversas dimensiones de la función cognitiva.
Descubrimos que quienes incorporaban a sus rutinas tanto ejercicios aeróbicos, como la natación y el ciclismo, como ejercicios de fuerza, como el levantamiento de pesas -independientemente de la intensidad y la duración- tenían mejor agilidad mental, un pensamiento más rápido y mayor capacidad para cambiar o adaptar su pensamiento.
Utilizando una conocida herramienta de evaluación cognitiva llamada Evaluación Cognitiva de Montreal que proporciona una visión equilibrada de muchos aspectos de la cognición, descubrimos que las personas que no realizaban ningún ejercicio físico obtenían puntuaciones más bajas que las que realizaban tanto ejercicios cardiovasculares como de fuerza. Esta diferencia era leve pero significativa, incluso cuando se controlaban otros factores como la educación y la cantidad de ejercicio físico. Además, el grupo que realizó ambos tipos de ejercicios obtuvo mejores resultados en actividades cognitivas específicas, como la codificación de símbolos, más allá de los resultados de la exploración.
Es importante señalar que, aunque nuestro estudio establece una correlación entre una combinación de ejercicios aeróbicos y de fuerza y unas puntuaciones más altas en las pruebas cognitivas, el diseño del estudio no nos permitió determinar una relación causal.
No obstante, los resultados sugieren que una rutina de ejercicios variada se asocia a un mejor funcionamiento cognitivo en personas de más de 80 años. Llevamos a cabo el estudio en el marco de una amplia colaboración multisitio con la McKnight Brain Research Foundation, que cuenta con institutos en la Universidad de Florida, la Universidad de Miami, la Universidad de Arizona y la Universidad de Alabama-Birmingham.
Por qué es importante
El envejecimiento de la población mundial convierte la salud cognitiva en un problema acuciante. Se prevé que el número de personas diagnosticadas de Alzheimer en EE.UU. alcance los casi 14 millones en 2060, frente a los poco más de 6 millones de 2020. Nuestros hallazgos no sólo ofrecen esperanza para un envejecimiento más saludable, sino que también presentan un enfoque práctico para mantener o incluso mejorar la salud cognitiva en las últimas décadas de la vida.
Estos resultados no son meras cifras, sino que representan capacidades de pensamiento del mundo real que pueden afectar a la calidad de vida de quienes se acercan a sus años dorados.
El hecho de que casi el 70% de los participantes en nuestro estudio ya practicaran algún tipo de ejercicio físico antes de inscribirse en él desafía el estereotipo de que la vejez y la inactividad física deben ir de la mano.
Nuestros hallazgos proporcionan una base empírica para que los profesionales sanitarios consideren la posibilidad de recomendar un régimen mixto de ejercicios aeróbicos y de fuerza como parte de los planes de bienestar de sus pacientes. Los estudios demuestran que cuando se ralentiza el deterioro cognitivo, las personas gastan menos en atención médica y experimentan una mayor calidad de vida.
Próximos pasos
Algunas de las próximas preguntas a las que esperamos dar respuesta son: ¿Qué tipos de ejercicios aeróbicos y de fuerza son más eficaces para la salud cognitiva? ¿Caminar es tan eficaz como trotar? ¿Levantar pesas tiene el mismo impacto que los ejercicios con bandas de resistencia? ¿Y cuánto ejercicio se necesita para obtener beneficios cognitivos apreciables?
Otra cuestión crítica es el potencial del ejercicio como tratamiento de los trastornos neurocognitivos entre las personas mayores. Nuestros resultados sugieren que la actividad física es una medida preventiva. Pero, ¿podría ser también un tratamiento activo del deterioro cognitivo? Se trata de un avance apasionante que abre todo tipo de nuevas posibilidades para ayudar a las personas a vivir plenamente a lo largo de toda su vida.
El Research Brief es un breve resumen de un interesante trabajo académico.
Brian Ho no recibe salario, ejerce labores de consultoría, posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pudiera beneficiarse de este artículo, y ha declarado carecer de afiliaciones relevantes además de su cargo académico.
Ronald Cohen no recibe salario, ejerce labores de consultoría, posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pudiera beneficiarse de este artículo, y ha declarado carecer de afiliaciones relevantes además de su cargo académico.
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